Si se llegara a realizar la jornada laboral, muchas empresas podrían irse a la informalidad
La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Durango (Canaco SERVyTUR Durango), manifestó no estar de acuerdo con la reducción de la jornada laboral de 40 horas debido a que, incluso bajo esquemas de realizarlo de manera gradual, no aplica ni es viable para el sector terciario mexicano, que opera bajo condiciones estructurales, laborales y productivas distintas al resto de la economía.
Sergio Sánchez López, presidente de Canaco Durango, explicó que a diferencia de sectores industriales con procesos medibles por hora trabajada o producción automatizada, el comercio, los servicios y el turismo, siendo estos parte del sector terciario, dependen del flujo constante de consumidores, de horarios extendidos y de atención al público durante fines de semana, días festivos y horarios nocturnos, por lo cual reducir la jornada laboral a tan solo 40 horas, traerá problemas a las empresas, ya que tendrían que reorganizar turnos, reducir ingresos por hora, debilitar la rentabilidad y forzar a muchos pequeños negocios a dejar la formalidad, el cual ya es un problema en el país.
“No se puede aplicar la misma lógica de reducción a quien depende del contacto directo con el cliente, esté en una tienda familiar o en una cadena nacional de autoservicio”, sentenció el empresario duranguense.
De tal manera, Sergio Sánchez destacó que debido a que la reducción de la jornada laboral traería grandes problemáticas, por ello hizo un llamado a las autoridades pertinentes para que el sector terciario sea expresamente excluido de la reducción obligatoria de jornada laboral, ya sea inmediata o gradual, tal como permite el principio de progresividad previsto en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y reconocido por la propia Organización Internacional del Trabajo.
Por último, el líder empresarial de la Canaco pidió que se diseñen esquemas alternativos de fortalecimiento para el sector, que incluyan formalización, digitalización, estímulos fiscales, capacitación territorial y reformas que reconozcan la diversidad estructural de la economía mexicana.